viernes, 23 de julio de 2010

Dos ojos

Sólo se de mí. Te veo a través de unos ojos, los míos. Por más que lo intento no puedo saber cómo eres, tu completud, tu complejidad. Me cuentas cosas de tu infancia; puedo olerlas, gustarlas y tocarlas a través de la mía. Te pregunto sin parar cómo eras en el colegio, cuántos amigos has tenido y qué te gusta comer, pero siempre lo veo a través del filtro de mi cole, mis pocos amigos y mi gazpacho sin fin. Hay mil maneras de contar las cosas, pero sólo tengo una de comprenderte. Imposible que no acabe convirtiéndose en una guerra de dos mundos diferentes. Imposible no sentirse incomprendida. Imposible que no te sientas incompleto. Y cuando se cruza esa línea, todo se vive de otra manera. No es más respeto. No es desilusión. Es soledad. Te miro y veo toda tu familia, tus acercamientos y carreras fuera de todo. Tus heridas, cicatrices y los premios que te has comprado. Me miras y sólo ves palabras y un cuerpo que no sientes. Choque tras choque, lucha tras lucha.
Me ha llamado el hada madrina de Cenicienta y me ha dicho que el zapato que perdí tenía un tacón demasiado chico. Me ha encargado un par más adecuado, pero para cuando esté listo estará también pasado de moda.
Me he encontrado al duende que desordena cosas, y me ha reconocido que siempre las mueve de sitio para que yo lo rompa todo y me de golpes con las puertas. Y para que me reviente las gafas en la cara.
El ángel de la guardia me ha dicho que dos veces me ha salvado el ojo izquierdo cuando se ha deshecho el cristal, pero que se me van terminando las oportunidades. Y que a ver qué voy a hacer sin poder leer. Sin poder verte de todas las formas. Sin poder mirarte de una, la tuya. Que si no me da vergüenza quejarme de que nadie "me comprende" si yo sólo tengo dos ojos con dos nervios ópticos unidos a un cerebro químicamente alterado. Qué adonde voy de listilla.
Me he cabreado y he llamado a Shrek. Le he preguntado si me puedo hacer ogra para lo que me queda de vida, pero no me ha gustado lo de revolcarme en un lodazal, así que... me he comprado unas gafas nuevas por si acaso. Y ha sido como he descubierto que no estoy planeando nada bueno. Aún peor, nada nuevo. Y la maestra dice que tengo menos contacto conmigo misma, ¿y de quién es la voz que oigo en mi cabeza?... no soy yo, son las drogas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero qué asco, qué infortunio (esto es en tu honor honorístico, pá que no te sientas sola con las frasecitas esas que me gastas)¡¡¡ Se me antoja que tu eres tan nítida para mí como yo para tí...y que el amor no sirva nunca para esto.
Qué desazón..je,je

Elena dijo...
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