domingo, 22 de agosto de 2010

Con papas

-El enamorarse no es querer- le dice Julia a Mario. -Enamorarse es momentáneo, fruto de un cúmulo de proyecciones y de idealizaciones propias puestas en otro.- Y Mario se queda a rayas, como su jersey. - Yo quiero más que nadie, por eso no me enamoro, porque veo de verdad a quien tengo en frente. Por eso no pasa nada si no estoy enamorada de tí, porque te quiero mucho.- Y se queda tan pancha.

-El enamoramiento es la base de cualquier relación;- le dice Julián a María. -Sin esa necesidad de verse y de hablarse, sin ese querer demostrar un cariño que te sobrepasa, no hay querer. Por eso ya no te quiero, porque no estoy enamorado.- A comérselo con papas, María.

-No te deseo, porque éso es un comienzo de algo que se hace más grande con el paso al cariño- le espeta (o esputa) Félix a Marisa. Hay que joderse.

-Sólo siento algo físico, lo más que te puedo ofrecer es un rollo, sexo sin complicaciones. Te deseo como a nadie antes, pero no siento nada por tí.- Rollito de Soles a Luis.

Y Rafael se pregunta a sí mismo en qué momento se repartió una cartera de maneras de sentir tan diferente como distintos son los plastas de alrededor. Y por qué con ésto no pasa como con los colores, que está claro que cada uno los ve de una manera, pero hay un acuerdo común para llamarlos del mismo modo. O a ver si no será que lo que unos llaman querer, otros lo llaman amar, y lo que para uno es deseo, para otros es afecto. O peor, que ya casi nadie siente, y confunden reacciones orgánicas con vida emocional. O al revés. O que hay gente con las cosas tan disociadas que trocea pensamientos con las manos como si fuesen un bollo de pan y quisieran digerirlo convirtiéndolo en emociones, sentimientos o como quiera Dios que lo llamen.
Que ya le vale a Dios, por cierto. La próxima vez que organice una democracia donde el voto de todos valga lo mismo. Así la mayoría, que no tiene ni idea ni se preocupa de tenerla, podrá proponer sustantivos y pegarlos a reacciones viscerales decidiendo quién va con quien en un bingo donde todos puedan participar. Y donde los progres puedan decirse a sí mismos que lo importante es que tarde o temprano la cultura se generalizará a la población mundial y los negros ya no tendrán hambre en el XXIII.
Pero mientras tanto, allá cada uno con sus etiquetas y sus destripes. Y al que le duela que se aguante, que quien se pica ajos come.

1 comentario:

Anónimo dijo...

uyyy¡¡¡cómo que esperaba yo algún comentario masculino, o de algún hombre¡¡¡???

Gema.