martes, 7 de septiembre de 2010

Ni tuya ni mía


Estudiamos una Historia en la que sólo había batallas, vencidos y vencedores. Al final del tema, había un párrafo de usos y costumbres.

El saber enciclopédico se superó por el conocimiento técnico. Nadie sabe tanto de circuitos como el ascensorista.

La maternidad se santificó con unos derechos licenciosos que pueden cederse al padre. Dicen los especialistas que lo importante es que haya una figura materna, que da igual quién se la cargue.

Nos abrimos a una inmigración ilegal legalizada, porque somos solidarios y a nuestros abuelos los acogieron muy bien en Alemania.

Somos muy abiertos porque quien quiere se divorcia. Por cierto, María se ha cepillao al único que aún no había catao.

Dejamos a los niños jugar con muñecas porque no creemos en rollos sexistas. Es que nos pone lo andrógino.

Hemos ampliado miras. Viajamos a Grecia, a Nueva York y a Ibiza. Haciendo fotos de todo aquello que está limpio y detrás de un cordón.

Colaboramos con el tercer mundo. Que sí, que yo lo sé porque tengo una amiga que es socia de Intermon Oxfan.

Somos cultos, porque usamos en conversaciones de cervecita el nombre de Dostoievski, el término metaconcepto y a todos nos encanta Kafka.

Cuando estuve con drogatas apuñalaron a un hombre, otro entró en la cárcel y a una prostituta la violaron en grupo.

Cuando traté a niños marginados (que manda tela el nombrecito), los padres delegaron su vida adulta en personas no confomadas orgánicamente.

Los ancianos a los que estimulaba cognitivamente vivían sumidos en la depresión más profunda que existió jamás, hastiados de yogures caducados y ansiando una muerte que no llega y de la que huyen.

En la unidad psiquiátrica de agudos, atiborran de pastillas con efectos neuropatológicos a seres humanos indefensos, y sólo se les habla para decirles que se porten bien.

En Urgencias califican a los pacientes de "quejicas", se achacan sus síntomas a que son "nerviosos" y se les manda a casa. A veces a morir.

Los intelectuales son tan élite que están demasiado ocupados en escoger modelito para la manifestación anti---- de turno. O pro--- lo otro.

Los pobres siguen siendo unos necios que se diluyen ente Mercadonas, bodas, nietos, paro y trabajo de 11 horas.

Pero no es culpa nuestra. Ni de ellos. Ni tuya ni mía. Es lo que es. Que yo con lo mío ya tengo y me sobra.

4 comentarios:

Maritza dijo...

Hoy día, particularmente, me llega de una manera muy potente tu texto.Tira demasiados asuntos importantes en la mesa. Hasta, nuestro propio pensamiento individualista.
Y para eso están las palabras nuestras,además! Tienen esa responsabilidad adhosada a si mismas. Que sirva entonces AUNQUE SEA para mover conciencias, meditar,dejar el status quo por un momento.

Un abrazo.
Excelente texto, por supuesto.

Gamiel dijo...

como ya lo has dicho
la culpa no es nuestra, ni de nadie
... me gusto por cierto
saludos
desde mi estanza
__gamiel__

Laura Caro Pardo dijo...

Es un texto muy bueno.
Te felicito.

Anónimo dijo...

Mucha verdad.